domingo, febrero 25

Entrega [+] especial

El blog de Bogotá vuelve a la senda de sus ediciones especiales:
fotografías de los murales del Barrio "La Favorita"
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jueves, febrero 22

[+] por el centro de la ciudad

Lo que en otro tiempo fue un barrio prospero, hoy es un llanto humano. Su nombre: “La favorita”. Tal vez les suene mas: “Estación de La Sabana” o “Jiménez con Caracas”. Estas calles vieron nacer el primer edificio con ascensor de la ciudad, además de uno de los más insignes teatros: “el San Jorge” también, perdida a la vista del transeúnte, una imponente construcción que ocupa una manzana, tiene cuatro pisos, arquitectura francesa y que funge de isla en medio de la decadencia, se trata del edificio del Instituto Técnico Central. Talleres de arreglo de motocicletas, un “san Andresito”, unas cuantas residencias venidas a menos, es decir, más a menos, uno que otro bar, prósperos negocios de madera, burdeles - no tan prósperos - y casas destruidas son la realidad de este barrio.

Pero el drama, no se queda en la decadencia arquitectónica de un sector, el verdadero drama es observar a decenas de personas deambulando de aquí para allá, algunos rasguñando la vida por medio del reciclaje, otros ya sin rumbo consumidos por la droga, unas cuantas mujeres vendiendo sexo y cuya imagen contradice totalmente esa inhumana frase que las tilda de ser de la “vida alegre”.

Un barrio que alguien algún día denominó “La Favorita” y que hoy se ha convertido en refugio de aquellos para los cuales las oportunidades no existen. Una zona de esas que no queremos reconocer en la ciudad, un lugar donde lo social duele en el cuerpo de otro. Un lugar de esos que dan miedo, sobre todo cuando la noche se acerca. Esta también es nuestra Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas, esas que sirven de techo a decenas de niños, niñas, hombres y mujeres, no sólo en “La Favorita”, sino en muchos rincones de la ciudad. Ya no hay un “Cartucho”, pero lo que ahora es un imponente parque, un espacio innegablemente necesario, convirtió en bello cemento, el drama humano que se desperdigo en nuestro Distrito capital y que por el hecho de no verse, no significa que no exista.

Fotografías del barrio La Favorita en nuestro Blog de especiales de Bogotá [+] que DC - el Blog de Bogotá.

miércoles, febrero 14

[+] amarillo en Bogotá

Hemos descubierto que hay algo más rápido que la velocidad de la luz: el ojo de los taxistas de Bogotá. Estos tienen la capacidad de ver el verde casi cuatro segundos antes que el resto de los mortales. Hagan la prueba, observen que pasa justo antes que el semáforo cambié, seguro oirán un pito, dos, tres y todos provenientes de un poco amistoso “amarillo”.

Manejar en jornadas de diez, quince o quien sabe cuántas horas, va afectando la paciencia de estos conductores, bueno quien no pierde la paciencia manejando en Bogotá, pero la falta de paciencia no se debe traducir en sinónimo de peligro. La pericia que adquieren en sus extenuantes jornadas se traduce en velocidad, maniobras arriesgadas y no pocas veces en estrelladas.
Sus pitazos recurrentes, sus zigzagueo indiscriminado, sus frenazos a milímetros son sólo un ejemplo de lo que tienen que sufrir a diario los otros conductores y los transeúntes, pues para los taxistas no existen cebras, ni pasos peatonales. La persona no existe a menos que les saque la mano para pedir su servicio.

La “fiebre amarilla” todos la padecemos, los taxis siguen llenando la ciudad, y si bien, es una buena fuente de ingresos para muchas familias, también es cierto que la ciudad no debe sufrir esta sobreoferta, que unida a la del transporte público colectivo, nos sigue llenando la ciudad de humo, trancones e impaciencia. ¡amarillos, suave, suave con la ciudad!

jueves, febrero 8

Bogotá no tiene mar, pero tiene...

Yo no sé a ustedes, pero esto del calentamiento global ahora si me está preocupando. Pues muy rico lo de las playitas en la ciclovía, la “mucha piel” de nuestras queridas rolas y el bello azul que a diario nos corresponde. Pero este verano sabemos que no es normal y que tanto sol no es solo bondad: incendios forestales, heladas y niveles de radiación solar históricos para nuestra ciudad.

Las consecuencias del calentamiento global son una realidad: nieve en ciudades que no la conocían, veranos nunca vistos, vientos huracanados que surgen de la nada y temperaturas de -18 grados centígrados sin un gramo de nieve. ¡Este clima está loco! Y pues para la foto curiosa de la playa en Bogotá o la nieve en el país tropical está muy bien, pero no tanto para nuestra especie que con un poco más de un siglo de industrialización ya acabo con el planeta.
Que nos quedan miles de años para vivir aquí, si, ¿Pero a qué precio?

Un cielo azul con este smog a tan baja altura no puede ser un fenómeno para ignorar. Bogotá es ciudad que aún puede respirar pero por lo que sentimos, no será por mucho tiempo. Si no le apostamos a mejorar la calidad del diesel, a usar menos el carro particular y en fin, a ser amables con el planeta, éste nos seguirá cobrando… y con altos intereses. Claro lo del diesel le toca al Estado (y se va ha demorar) pero podemos poner nuestro grano de arena, así que comparta su carro (puede ser con la vecinita de sandalias y tiritas) y no olvide usar la gorrita porque con este sol, el “look” más recurrente es el del bronceado sabanero, eso si, llueva, truene o relampaguee no deje de disfrutar esta Bogotá que definitivamente es [+] que DC.